Proyecto Eustory ( Belín)

 David Palencia nos cuesta su experiencia tras su paso por Berlín:

Tras los resultados del proyecto Eustory España, recibí unos meses más tarde una invitación para participar en el summit de 2019. La propuesta era prometedora, 5 días en Berlín participando en uno de los varios talleres propuestos de la mano de otros jóvenes europeos ganadores de sus respectivos certámenes y expertos en cada uno de los campos. A pesar de ser una fecha conflictiva, por coincidir con el periodo de segundo de bachillerato, no dude mucho en rellenar con esmero la aplicación. Unas semanas después recibí la confirmación, estaba dentro.

 

La llegada a Berlín fue posiblemente la peor parte, la espera por las maletas en el aeropuerto de Tegel fue eterna y las instalaciones dejaban mucho que desear. Ya más adelante uno de los responsables de la recogida de participantes me comentó brevemente el amplio contexto histórico del aeropuerto y su importancia durante la guerra fría. Me resultó muy interesante, ya que el tema de ese año era sobre la caída de la cortina de hierro, y en Berlín cobraba relevancia incluso desde la llegada.

 

A partir de ahí fue una cuesta arriba constante de emociones. Una vez en el hostal, entré a la habitación muy confiado pensando que sería de los primeros en llegar; la realidad fue un poco distinta, entré y escuché una mezcla de idiomas que yo era incapaz de reconocer, eso no sería problema porque alguno también hablaba español perfectamente, pero el inglés fue esencial para mantener conversaciones más profundas. Fue curioso ver como en otros países europeos se da un gran énfasis a los idiomas, ya que muchos de ellos hablaban incluso 5 idiomas. No fue la única sorpresa, también descubrí que los países del este de Europa, que durante su pasado pertenecieron a la Unión Soviética, pueden comprenderse entre sí hablando en sus respectivos idiomas sin conocer el otro.

 

Esa noche fue la gala inaugural, el evento me sorprendió por su organización y la cantidad de prensa y gente reunida, habían ahí incluso eminencias del estado alemán. Fue en este momento donde hice la primera toma de contacto con algunos italianos, alemanes e inevitablemente, otro grupo de españoles. Al finalizar la gala dimos un pequeño paseo por las calles de Berlín; la ciudad lucía increíble porque durante la temporada otoñal se produce el festival de luces creando un espectáculo audiovisual en los edificios, toda una experiencia.

 

Los próximos días se resumen en varias horas de trabajo en nuestros respectivos talleres, el mío se centraba en crear dos proyectos audiovisuales que fueran representativos al lema del summit: "Cruzando fronteras". Mi equipo era increíble, durante la fase creativa aprendí muchísimo de los países de mis compañeros de equipo, ya sea Bulgaria, Italia, Eslovenia, Rusia… El primer proyecto sería un vídeo donde reflejemos nuestro significado de cruzando fronteras, mientras el otro fue una exposición donde mostramos una misma realidad vista desde dos puntos de vista. Fue un taller muy ambicioso ya que para lograr todo en tiempo teníamos que estar muy coordinados y dedicar bien el tiempo, incluso hacer alguna que otra hora extra.

 

No todo fue trabajo, también había buenos momentos intermedios de ocio durante las horas de comida o durante las noches, fue ahí cuando descubrí muchas costumbres de otros países europeos además de la visión y proyección a futuro de los jóvenes. No solo aprendí de ellos, también aprendí de Berlín, una ciudad con una carga histórica increíble, que no solo se remonta al pasado, también al presente. Durante el tercer día tuvimos una visita guiada de la ciudad donde visitamos sitios tan importantes e impactantes como algunos fragmentos del muro o el actual parlamento alemán.

 

Llegó la última noche, donde todos presentaron sus respectivos proyectos. Quedé sin palabras. En tan solo unos 3 días y medio se hicieron auténticas maravillas, ya sea una representación teatral, una exposición fotográfica, una experiencia basada en sonidos del pasado… Había demasiado talento en aquella sala. Al terminar estaríamos un rato bailando música que cada uno proponía. Ya llegada la hora de cenar un pequeño grupo de ahora amigos decidimos buscar un currywurst, ya que no podía irme de Berlín sin probarlo. Exploramos por última vez la ciudad de noche y volvimos al hostal donde nos dieron las tantas conversando en el lobby.

 

Finalmente, llegaron las despedidas y a medio día estaba de vuelta en Tegel para tomar el vuelo de vuelta a España. Sin duda alguna fue una experiencia muy enriquecedora culturalmente y me dejó unas buenas amistades que espero poder volver a ver en un futuro.

 


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